jueves, 10 de abril de 2014

6 claves para educar en valores

1. Sembrar desde la infancia
Una parte muy importante del modo como los niños pensarán y actuarán a lo largo de su vida tiene que ver con el modo como piensan y actúan en su infancia. En la infancia es donde se cimienta la construcción del «edificio» de la educación. Si en la infancia no se han sembrado competencias personales como el autoconocimiento o competencias sociales como la comunicación o la empatía, es muy difícil que puedan aparecer después de un modo espontáneo. En la infancia se genera un depósito emocional al que padres e hijos pueden «agarrarse» en momentos de mayor distancia.
2. Coeducación Familia/ Escuela
No es posible que los niños alcancen un pleno desarrollo de sus competencias intelectuales y emocionales si no es desde la coeducación Familia-Escuela. En la balanza de la Coeducación, a la escuela le corresponde asumir el mayor peso en la formación de competencias intelectuales – técnicas, y es la familia la que debe asumir el mayor peso de la formación en valores y competencias emocionales. Cualquier tipo de desautorización no hace sino restar consistencia y coherencia a todo aquello que dicen o hacen los progenitores, abriendo la puerta, de par en par, a otros agentes educativos cuyos fines no siempre buscan lo mejor de los menores.
3. Ejemplaridad
Los niños aprenden de lo que dicen los adultos pero, fundamentalmente, de lo que ven que hacen sus padres. Como dice Einstein: «Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única». Cuando se dice algo y se hace justo lo contrario, lo que los hijos/as interiorizan es la fragilidad de los principios de sus padres. Sin la coherencia del decir y el hacer la actuación educativa pierde toda su fuerza y sentido.
4. Equilibrio entre el Sí y el NO
El NO también forma parte de la educación. Cuando a un hijo/a se le educa siempre desde el SÍ, lo que realmente aprende es a decir NO a sus padres. Los límites marcan los cauces que harán más fácil a los niños el construir un modo personal y positivo de ser y estar en la vida. Evitar el cansado conflicto del NO o sobreproteger para evitar frustraciones son estrategias con un recorrido muy corto e ineficaz. Poner límites no está reñido con la libertad.
5. Saber escuchar
Como decía Zenón, «la naturaleza nos ha dado dos oídos y una boca para enseñarnos que más vale oír que hablar». La única manera de que niños y niñas entiendan lo que se les dice es entendiendo, primero, lo que ellos quieren decir. La empatía es el fundamento sobre el que debemos construir todo proceso de comunicación entre padres e hijos. Nunca debería entenderse la comunicación desde una perspectiva «yo gano-tú pierdes», sino desde una dinámica «yo gano-tú ganas».
6. Pedagogía de la calma
Los niños necesitan tiempos para hacer, pero también tiempos para pararse a pensar en aquello que hacen. La acumulación de actividades con el único fin de incrementar el currículum en una sociedad que se «autodefine» como competitiva no puede sustentarse si no se apoya en tiempos para la reflexión y la calma. Los niños y niñas necesitan tiempos para "aburrirse” y los padres y madres necesitan tiempos para transmitirles no solo conocimientos y habilidades técnicas, sino todo el cariño que les tienen.

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